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En Filosofía
Indiferentes preferidos

Indiferentes preferidos

En el contexto del estoicismo, el término «indiferentes preferidos» se refiere a una clasificación de los bienes externos o externos al individuo que los estoicos consideraban que no debían ser objeto de deseo o aversión intensa. Estos bienes externos incluyen cosas como la salud, la riqueza, la fama, el estatus social y las posesiones materiales.

Los estoicos argumentaban que estos bienes externos no son intrínsecamente buenos o malos, sino que son indiferentes en cuanto a la virtud y la felicidad genuina. Según su filosofía, la única cosa que realmente importa es el desarrollo de la virtud y el cultivo de la razón y la sabiduría.

Sin embargo, dentro de estos bienes externos, los estoicos reconocían que algunos tenían cierto valor relativo y podían ser preferidos o deseados en cierta medida. Estos eran conocidos como «indiferentes preferidos«. Por ejemplo, la buena salud puede ser preferida porque contribuye al bienestar general y permite llevar a cabo las actividades virtuosas de manera más efectiva. Del mismo modo, tener suficiente sustento y abrigo básicos puede ser preferido para satisfacer las necesidades básicas.

Sin embargo, los estoicos enfatizaban que estos indiferentes preferidos no deben ser objeto de apegos excesivos o preocupaciones desmedidas. No se debe buscarlos como fines en sí mismos, ni se debe permitir que su ausencia o pérdida cause una perturbación emocional significativa. Los estoicos creían que la verdadera felicidad y la virtud se encuentran en el cultivo de la sabiduría y la virtud interior, independientemente de las circunstancias externas.

En resumen, en el estoicismo, los «indiferentes preferidos» se refieren a los bienes externos que tienen cierto valor relativo pero que no deben ser objeto de un apego excesivo o de preocupaciones desmedidas. Aunque se pueden preferir en cierta medida, no son considerados esenciales para la virtud y la felicidad genuina, que radican en el cultivo de la sabiduría y la virtud interior. Los estoicos abogaban por la moderación en la búsqueda de estos bienes externos y por mantener una actitud de indiferencia tranquila hacia ellos.