En Filosofía
Deísmo
Deísmo
En filosofía, el deísmo es una corriente de pensamiento que sostiene la creencia en la existencia de un Dios o ser supremo, pero que lo concibe como un ente trascendente y distante de la realidad material y de la intervención directa en los asuntos humanos. El deísmo se basa en la idea de que la existencia de Dios se puede deducir a través de la razón y la observación del orden y la armonía del universo.
El deísmo surge como una alternativa al teísmo tradicional, que defiende la creencia en un Dios personal y cercano a la humanidad, que interviene en los asuntos del mundo. Los deístas sostienen que Dios ha creado el universo y establecido sus leyes naturales, pero no participa activamente en los eventos cotidianos ni en la revelación divina a través de escrituras sagradas.
El deísmo alcanzó su apogeo en el siglo XVIII, durante la Ilustración, cuando muchos filósofos y pensadores cuestionaron las creencias religiosas tradicionales y buscaron una comprensión racional y científica del mundo. Entre los exponentes más destacados del deísmo se encuentran Voltaire, Thomas Paine y Thomas Jefferson.
El deísmo promovió la idea de la existencia de un Dios creador y ordenador del universo, pero rechazó la noción de una revelación divina específica o de la divinidad encarnada. En lugar de ello, enfatizó la importancia de la razón y la observación para comprender y apreciar la existencia de Dios.
Es importante destacar que el deísmo no constituye una religión organizada en sí misma, sino más bien una posición filosófica o teológica sobre la existencia de Dios. Los deístas pueden diferir en sus creencias sobre la naturaleza y los atributos de Dios, así como en la relación entre la fe y la razón.
En resumen, el deísmo es una corriente filosófica que sostiene la existencia de un Dios trascendente, pero no inmanente ni intervencionista. Se basa en la observación del orden y la armonía del universo, y enfatiza la importancia de la razón como medio para alcanzar el conocimiento de la existencia de Dios.